TEATRO: Crítica de «La Reina de la belleza»

Por Sergio Héctor Misuraca

¿Puede una mujer resignar tantos años de vida al cuidado de una madre siniestra? ¿Puede una madre darle libertad a una hija que no está cuerda? La reina de la belleza cuenta la historia de dos mujeres , madre e hija, en una relación tan tóxica como dependiente, en el que la violencia es el único modo que encuentran para comunicarse y sobrevivir.

El texto del irlandés Martin Mc Donagh no tiene sutilezas. Con un lenguaje simple y explícito el drama violento e intenso convierte a la obra en un thriller oscuro y denso, en el que los pocos aires de humor negro se diluyen rápidamente para volver al asfixiante ambiente de estas dos mujeres que se sobreprotegen porque se necesitan. Una madre que es cuidada por la única hija que se hizo cargo de ella y una hija que no está preparada para salir al mundo.

En esta versión encontramos una escenografía impecable de Eduardo Spindola acompañada por la iluminación que facilita la atmósfera lúgubre a lo largo de toda la obra.

Es una obra difícil de interpretar. La actuación de Marta Lubos es todo. Su naturalidad, su construcción escénica de Madge, la madre de Maureen, se contrasta con el resto de las actuaciones, que por momentos parecen forzadas o excesivamente afectadas. Son estilos de actuación o decisiones de dirección, pero cuando el texto no acompaña demasiado, es necesario encontrar matices en los personajes.

La obra se encuentra en el Teatro Tinglado los días sábados a las 20 hs, y dura 90 minutos de puro drama.


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