24/7/18
Por Clarisa Diaz Bernasconi
Hacer burbujas gigantes, cantar y bailar son elementos que transforman, en especial, la tarde de cualquier chico. Un show completo y eficaz es el de «Plim Plim en vivo», lleno de colores y música. De esa manera lo viví, junto a mi hija Matilda de dos años y medio, y su amigo Baltazar, de tres.
Un sabia decisión la sala elegida para este tipo de obra, especialmente por el tamaño, los que tienen hijos de casi tres años van a entenderme. Y por supuesto, lo más importante, los positivos mensajes que fomenta este mini super héroe. Hoy en día, con tanta tecnología al alcance de un clic, no es sencillo elegir aquello que deben ver los más pequeños.
Si bien el espectáculo logra captar la atención, es muy difícil a esa edad mantenerlos en un sólo lugar. Las idas y vueltas por el pasillo son muy frecuentes, pero el tamaño de la sala lo hace fácil: muy lejos no van a poder ir.
Por momentos las chicas que acompañan a Plim Plim bajan del escenario para bailar con los nenes, creando una interacción genuina con el público. Chicos y grandes participan de los experimentos del «Profesor Burbujas» y esto hace crecer el entusiasmo durante la hora que dura el show.
Es que sin dudas es un espectáculo pensado para entretener; con el plus de transmitir optimismo y valores que los padres siempre vamos a destacar: compartir, aprender a pedir ayuda y cuidar a los amigos.
Un show divertido, colorido y alegre, que sin dudas, estimula todos los sentidos. Los chicos no paran de saltar, cantar y bailar. Esto convierte el momento en una experiencia que disfrutamos todos. Estoy segura que cumple con las expectativas de los más pequeños pero también de los más grandes, ya que lo niños salen realmente felices.
