Teatro: Reseña de «Madrijo»


26/5/18


Por Guadalupe Farina


Fusión, apelmazamiento, maraña, embrollo, caos, uno en el otro. Todas esas palabras podrían definir la relación simbiótica que mantienen Marta (Ingrid Pelicori) y Walter (Martín Urbaneja) en Madrijo, obra que le valió a su autor, Mariano Saba, el premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia en la VIII del FIBA en el año 2011.

Marta decide pasar la noche víspera de su cumpleaños junto a su hijo, Walter, que desde hace días está tomando junto a sus compañeros la cementera donde trabajaba, que quebró dejando a todos los obreros en la calle. El joven es el centinela que espera que llegue la policía a desalojarlos. Su madre siente pánico de que algo pueda pasarle e intentará por todos los medios hacer que abandone la lucha. Esa es la sinopsis, pero la pieza dirigida por Horacio Roca aborda la compleja relación materno-filial de esos dos seres que de tanto amor que se tienen, se terminan hiriendo.

El desborde discursivo lindante con lo grotesco y el chantaje emocional son las herramientas con las que cuenta Marta para intentar alcanzar su objetivo. En un tira y afloje constante, Walter camina entre la resistencia a los deseos de su madre y el seguir firme con sus convicciones. Ambos están atrapados en ese círculo enfermante porque están solos en el mundo, apenas acompañados ella por el fantasma de Alfonsina Storni y él por el de su padre ventrílocuo.

La soledad envolvente está planteada ya desde el diseño escenográfico: un banco, unos troncos y la garita de vigilancia. El resto es amplitud espacial que remarca el aislamiento en el que los personajes se encuentran. Pero también el espacio decadente cobra fuerza como signo si se lo lee políticamente. La fábrica (que se adivina detrás, gracias a las escaleras con las que cuenta la propia sala) cerró y con ella se clausuró un modelo de país inclusivo. La crisis que atraviesa esa familia es la crisis de un Estado que desmantela su sistema productivo y deja a los trabajadores a la deriva. Aunque las referencias al 1 a 1 ubican la trama en los ’90, es imposible no actualizar su lectura al día de hoy, en que las políticas neoliberales del Gobierno destruyen puestos de trabajo todos los días.

Nadie que sea habitué del teatro puede dudar de que Pelicori es una de las actrices más brillantes de la escena nacional, y en esta ocasión vuelve a lucirse con la construcción de una madre que sería la delicia de cualquier psicoanalista. Si alguien aún no entiende qué es la organicidad y la voz y el cuerpo al servicio del personaje, vaya a ver a Pelicori. Urbaneja, por su parte, acompaña sin quedarse atrás.
En definitiva, Madrijo cierra por donde se lo mire. Relaciones humanas imbricadas con la política, el texto de Saba bajo la dirección de Roca es una propuesta imperdible de la cartelera porteña.


Madrijo se presenta los domingos a las 20:45 horas en Espacio Callejón (Humahuaca 3759 – CABA)

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Mariano Saba
Actúan: Ingrid Pelicori y Martín Urbaneja
Vestuario: Julio Suárez
Escenografía: Carlos Di Pasquo
Maquillaje: Ana Make Up
Diseño de luces: Leandra Rodríguez
Realización de escenografía: Agustín Garbelloto
Sonido: Martín Pavlovsky
Fotografía: Fotografía Russarabian
Diseño gráfico: Sebastián Mogordoy
Asistencia de iluminación: Susana Zilbervarg
Asistencia de dirección: Manuela Roca
Dirección: Horacio Roca


 

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