8M: Reflexiones de una joven en lucha (II)

Por Bianca Cacia

8M Día de la lucha por y para la mujer.

Hoy en día hablar con libertad de expresión desde un punto de vista feminista y con la
intención de seguir luchando por nuestros derechos, sin ser censuradas es un privilegio,
dentro de un contexto en el que las mujeres ni el lenguaje inclusivo son bienvenidos y
nuestro ministerio se convierte en subsecretaría y donde una de cada tres mujeres y una de cada 10 niñas sufren violencia sexual.

A tres meses de haber empezado el año, se registraron 69 víctimas de femicidio. Las estadísticas marcan un femicidio cada 23 horas y 280 ataques sexuales reportados por día, el pañuelo violeta y verde nos acompaña a todas.

Es importante recordar que no es un día para festejar, sino para recordar a aquellas mujeres
trabajadoras de 1857 que murieron reclamando la misma paga y jornada laboral que sus
compañeros hombres. Sin embargo, recibiremos mensajes felicitándonos porque dentro de
una sociedad patriarcal, se supone que hoy festejamos el ser mujeres cuando la realidad no
es nada más ni nada menos que un día teñido de violeta, lágrimas y violencia.

Cada año que pasa, la lucha ha logrado mayor relevancia de la mano con el aumento de las
estadísticas y noticias de femicidios. En las marchas continúan los carteles pidiendo justicia
por nuevos rostros de víctimas, reafirmamos la lucha contra la opresión misógina y en un
intento por visibilizar nuestra realidad, solo bastaría para aquellos que se interesan en ver
unos minutos de noticias para comprender la violencia constante que enfrentan las mujeres
en la sociedad.

Es irónico cómo en una lucha de mujeres se tiene que incluir el rol del hombre ya que
justamente por ellos es que marchamos. Es necesario reconocer que si bien la lucha es
liderada por y para mujeres, no progresará si no se los educa, no se habla de su rol y,
justamente por ello, algunos se perciben como feministas y aliados, un término polémico.

Sucede que muchos no pueden comprender tal experiencia a pesar de sentirse empáticos
porque son privilegiados desde su nacimiento al no haber sido criados con miedo.

Hoy recordamos a cada mujer que ha perdido la vida en manos del patriarcado, un sistema
de dominación que perpetúa la desigualdad y la violencia de género.

El 8 de marzo recordamos a cada mujer que nos ayudó en la historia, a nuestras amigas,
hermanas, mamás y abuelas, a las abuelas de plaza de mayo y a aquellas mujeres desaparecidas del 1979

Si sos víctima de violencia de género o conoces a alguien comunícate a la línea 144, es
muy importante tu denuncia y no hay por qué tener miedo. ¡Juntas somos más fuertes!

Parte I (AQUI)

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