CINE: Crítica de "EL ACOSO"

Mucho para decir y poco cerebro para reflexionar

Por Damián Aspeleiter

Orna (Liron Ben Shlush) es una madre de tres niños que al ver que la estabilidad económica de la familia peligra debido a que el nuevo restaurante que administra su esposo Ofer (Oshri Cohen) no es no es rentable, decide de esa manera volver al mercado laboral para aliviar la economía familiar y darle un apoyo a su esposo. Cuando consigue un trabajo de asistente en una inmobiliaria de lujo, parece que su suerte cambiará, pero a medida que crece dentro de la empresa, se convierte en el blanco del hostigamiento de su jefe, Benny (Menashe Noy), quien hace comentarios sobre su ropa y su aspecto físico hasta intentar llegar más lejos.

El acoso es una película que describe una situación de violencia, que al parecer se ha naturalizado convirtiendo a la víctima en cómplice de su acosador, de quien la violenta y la maltrata o eso es lo que la sociedad ha construido en su inconsciente colectivo. Antes durante y después del hecho de violencia la mujer debe con su silencio aportar a darle poder a quien abusa, la situación de inferioridad es tal que aun ella se recrimina: que hizo para llegar a eso, porque no evito estar en esa situación y finalmente las consecuencias de intentar liberarse, es decir la mujer no solo debe sufrir el miedo a la condena social, a pesar de ser víctima, sino también la condena propia que va destruyendo su autoestima.

En la película de Michal Aviad hay una víctima, hay un victimario y hay una psiquis que todo el tiempo se ve condicionada por aquello que ha sido establecido socialmente “¿que hice yo para que esto suceda?” ” ¿Soy del todo inocente?” en realidad no es la psiquis de la protagonista la que habla sino las determinaciones de una sociedad patriarcal que naturaliza el uso de poder por parte del hombre para obtener de la mujer aquello que desea, la que habla es una sociedad que no se detiene a pensar en la vulnerabilidad de un individuo en determinadas situaciones.

La directora no elige hacer un planteo simplista sino que se mete de lleno en este tema dejando de lado dobles discurso y poniendo a la mujer en rol activo, la protagonista no es una doncella que corre a pedir ayuda sino que decide enfrentarse ella a esta situación. Michal Aviad prefiere introducir al espectador por medio de la cámara en mano en las situaciones cotidianas de una pareja, en el deterioro económico, en la desesperación por sostener una vida que se ve amenazada por una crisis económica y la necesidad de intentar soportar el ataque de un abusador sin destruir todo lo que ha construido. Aviad elige una forma inteligente de narrar con la cámara en mano y sin sobre explicaciones. Debemos entender que la cámara y las actuaciones son las que ponen en contexto permitiéndonos formar parte del dilema de la protagonista sin manipulaciones morales ni chantaje emotivo, simplemente narrando, es utilizada como elemento de narración, no un simple instrumento de exhibición.

La protagonista es puesta en un lugar de objetivación que la obliga a ser seductora y la obliga a desplegar un bagaje de ambigüedades que pueden ser mal interpretadas y que al mismo tiempo le generan a su abusador una excusa para intentar ejercer el poder y obligarla a complacerlo , en este juego el bagaje de ambigüedades que una herramienta que ella utiliza para vender departamentos lujosos a clientes ricos no va en función de su jefe pero le sirven a este como excusa al mismo tiempo que a ella misma le genera un dilema moral, seré claro Orna debe verse bella, debe verse atractiva para inspirar seguridad y convencer a sus clientes pero todo este acting que ella realiza para hacer mejor su trabajo es utilizado por el abusador para dar a entender que ella está jugando a seducirlo.

El guión de Aviad y Sharon Azulay Eyal, es muy inteligente ya que no nos presenta a Benny como un depredador sino como un sujeto respetado por aquellos que lo conocen: Exitoso padre de familia. Esto esta en línea con aquello que el movimiento feminista ha argumentado y argumenta desde hace mucho tiempo: un abusador no solo es el extraño encapuchado oculto en callejón oscuro, sino que también puede ser un sujeto que a la luz de la sociedad es respetable y libre de sospechas.

A Benny no se lo ve con constantes miradas lascivas o como un sujeto que violenta constantemente a su víctima sino que es un sujeto encantador que por medio de aproximaciones y comentarios inocentes intenta generar la idea de vacios que protagonista le permite llenar. La culpa y los juicios que a menudo sufren las víctimas tampoco se dejan de lado y, además de causar indignación, ayudan a comprender por qué tantas mujeres eligen no informar por lo que pasan.

El film nos muestra a mujer que debe enfrentar la doble presión de dos hombres, uno su marido quien ante las dificultades económicas descarga su presión sobre ella y otro, su jefe, quien ante la vulnerabilidad decide utilizar su poder como método de seducción o mejor dicho como método para concretar la violación ya que como nos queda claro a lo largo de la película aunque se disfrace de seducción o se intente llenar los vacíos y silencios con una supuesta ambigüedad si en una relación uno de los dos no está totalmente convencido eso es una violación. Aviad no juega con dobles discursos ya que en todo momento nos deja en claro que su protagonista es un victima aunque a veces ella misma se sienta cómplice de su abusador.

El resultado final de la película, a pesar de la resolución que se decide darle, por su poco impacto en términos narrativos y debido a que se desvía un poco de lo que se fue construyendo a lo largo de la trama, es el de una historia bien construida y lamentablemente actual.

8 de 10

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