CINE: Crítica de «La odisea de los giles»

Por Damián Aspelieter

La odisea de los giles es una adaptación cinematográfica de la novela de Eduardo Sachieri “La noche de la usina”, en la novela y en la película se nos cuenta como Fermín Perlasi y su esposa Silvia, interpretada por Verónica LLinas, planean crear una cooperativa agrícola en Alsina, una localidad de la provincia de Buenos Aires, a mediados de 2001. Para esta tarea logran asociar a un grupo de vecinos de la zona entre los que destacan Fontana interpretado por Luis Brandoni, un viejo anarquista que ha dejado de creer en la revolución; Belaunde un peronista que trabaja de guardia en la vieja estación del pueblo y que pasa sus días viendo como el ferrocarril va muriendo producto de las privatizaciones de los años noventa, y Medina, interpretado por Carlos Belloso, Medina es una caso especial porque es un hombre que a pesar de no tener mucho, aún es un soñador, un excéntrico optimista que cuida de su familia lo mejor que puede sobre su personaje Belloso opina “ a Medina le pasa lo que a muchos pobres que están acostumbrados a pasarla mal pero que cuando tiene dinero no piensa en el futuro sino en darle algo lindo a sus hijos, juguetes, cosas…”.

El conflicto se presenta cuando entre los socios deben depositar el dinero juntado para la compra de la vieja acopiadora del pueblo “La Metódica”; en el banco del pueblo días previos a iniciarse la crisis del corralito. Los protagonistas caen presa de la estafa, viendo como su sueño debe naufragar al mismo tiempo que se crean conflictos de intereses entre ellos. Por medio de una información que les llega varios meses después de iniciada la crisis los protagonistas reciben la posibilidad de obtener una revancha contra quienes fueron cómplices de la estafa, es en esta búsqueda de revancha que se desarrolla la película.

La odisea de los giles es una película coral, de atraco, en la cual a diferencia de otras películas del género los planes para obtener el dinero y para eludir al “ villano” de la película; Fortunato Manzi, interpretado por Andrés Parra, es simple y nos presenta aun personaje que en un principio parece ser sumamente inteligente e intimidante como una parodia de sí mismo, por lo cual de a poco se va desdibujando.

Esta simpleza no atenta contra la historia, ya que simple no significa malo, sino que dado el contexto de la historia resulta verosímil. Una de las principales virtudes del director fue hacer que cada uno de los personajes se destaque y aporte a la trama, tanto los hombres, que son el hilo conductor de la historia como las mujeres tienen un rol similar, es decir una importancia similar a pesar de no pasar de forma positiva el «test de Bechel» Darin consultado sobre esto dijo: “hay muchos tipos en esta historia y pocas mujeres, nuestro gran desafío y, en eso trabajamos realmente con mucho amor y mucho enfoque, y en esto hemos intervenido a conciencia teniendo en claro que había una suerte de descompensación en cuanto a la cantidad de personajes femeninos y masculinos, logramos, de la mano de estas actrices que los tres personajes femeninos de esta historia sean mujeres muy fuertes ” Intentar generar una empatía con la época pero sin dejar de utilizar a “la mujer de la heladera” como motivación de los personajes masculinos, esta falta de presencia femenina no es culpa de los guionistas pero en 2019 es un punto flaco en cualquier trama.

Un punto alto de la película es el ritmo de la narración ya que es fluido pero a pesar de su fluidez no pierde peso en lo que quiere contar, manteniendo el nivel y la sustancia en las actuaciones y el relato. La película al ser coral requiere de una gran dinámica entre los actores, el texto y los personajes. Cada personaje es bien presentado y logra contar un pequeño arco. Es muy común que en las películas con muchos personajes las actuaciones desentonen pero no es el caso de esta película. Si bien destacan los trabajos de Llinas, quien destaca por sobre sus compañeros en cada una de sus escenas Brandoni y Ricardo Darin construyen personajes muy bien caracterizados, al igual que Daniel Araoz y Carlos Belloso.

La película tiene un planteo un tanto naif ya que se focaliza en un idea de que existen malos y buenos y de que los malos son personas específicas; juega de alguna manera con la idea de que a partir de la acción individual o de un pequeño grupo se puede hacer justicia, voluntarismo puro que al fin y al cabo no cambia nada. Es imposible desde el punto de vista del argentino no hacer una lectura sobre los acontecimientos narrados en la película y no notar el simplismo de los hechos que se narran y el devenir de los acontecimientos.

Nos plantea a dos personas de clase media que en agosto de 2001 soñaban con llevar adelante una gran empresa al margen de los que sucedía todos los días, ombliguismo puro que los lleva a cometer un acto de inocencia que los perjudica en grande. Nos plantea una historia de clase media que si bien como dice Ricardo Darin“ más allá de la crisis del 2001, esto no es difícil de comprender para otras sociedades, esto es algo que pasa en todo el mundo “ Y completa Sebastián Borenztein “la gente está disconforme en el planeta Cualquier acto de rebeldía contra el sistema está muy en boga” lo cual es cierto y no al mismo tiempo, ya que de la forma en que nos plantea la historia, la película se elude hablar del deterioro que se veía venir en 2001 poniéndolo como un hecho sorpresivo que nadie esperaba o que los protagonistas no esperaban la película nos plantea básicamente que los protagonistas son realmente giles que no entendieron la realidad al mismo tiempo que justifica el discurso anti política de que lo único que debe hacer el ciudadano es trabajar, agachar la cabeza y esperar el progreso que viene como producto de esto.

Es decir justifica y le lava la cara a un discurso que para el argentino que verá la película, que sentirá empatía con los personajes estuvo y está muy presente: no meterse, no informarse y dejar que las cosas pasen, que cuando las cosas pasan es porque alguien decidió estafarlos y que la única solución en esos casos es la protesta, pero la protesta estéril , la que no cambia nada para el conjunto sino para unos pocos porque lo que obtienen estos personajes de clase media es una revancha chiquita, las cosas a su alrededor se siguen hundiendo.

Por el ritmo de narración, la forma en que se cuenta la historia, lo que cuenta la historia y las actuaciones la odisea de los giles es una buena película pero por debajo, subyace en su mensaje una visión de la realidad “naif” y funcional.

8 de 10

Test de Bechdel

El test de Bechdel nació a partir de un comics escrito en 1985 por Alison Bechel en el cual dos mujeres al entrar a un cine una de ellas comenta que solo accede a ver películas que cumplan tres requisitos: que incluyan al menos dos personajes femeninos, que estos compartan escena y hablen entre sí, y que la conversación no trate acerca de hombres. Surgido a raíz de esta reflexión cargada de ironía, el test de Bechdel se basa en la elaboración de una red de todos los diálogos del filme que ponga de manifiesto si se cumplen las tres premisas anteriores.

En los últimos años se ha popularizado entre la comunidad internauta y guionistas; se usa como parámetro para medir el nivel de machismo en diferentes producciones.

Mujer en la heladera

La mujer en la heladera o el refrigerador es un termino utilizado en alusión a la utilización de la muerte de una mujer como motivador del hombre. Usualmente los autores que recurren a este tipo de recursos no le dan más importancia narrativa al personaje femenino que el de motivador por lo cual se puede entender que todo el recorrido del personaje en la trama es insustancial.

A partir de la década del 2000 este término fue popularizado por la guionista Gail Simone al criticar al machismo en los comics. Básicamente la critica va dirigida al comics de Green Lantern, de 1994 creado por Ron Marz donde la novia de Kyle Rainer es asesinada por Major Force y puesta en un refrigerador. La cuestión es que a partir de esta tragedia Kyle quien dudaba de la utilización de su manto de superhéroe se ve motivado en su tarea. La mujer en la heladera cuestiona la falta de mujeres con motivaciones propias en los comics, series y películas.


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