CINE: Reseña de ‘BARBIE’

Por Damian Aspeleiter

Greta Gerwig lo hizo otra vez, es decir tomo una tesis, la construyó, la argumento y la exhibió durante dos horas solo para poder, en los últimos párrafos de su ensayo contradecirse totalmente y dejar un mensaje confuso, cuya confusión contribuye a la defensa de aquello que está establecido. Esta película es una suerte de live action de la muñeca que ha influenciado durante décadas a millones de niñas y niños, diré niñes solo para enojar a aquellos que no verán esta película por sentir amenazada su forma de ver el mundo a pesar de que la película es para ellos, en la cual el personaje principal pasa por una suerte de crisis de la mediana edad que la lleva a replantearse su existencia.

En Barbie se nos cuenta la historia de una muñeca Barbie regular que vive en un mundo perfecto que de a poco comienza a tambalear en su perfección debido las dudas existenciales que comienzan a aflorar en la protagonista. Básicamente la historia comienza a hablarnos de la madurez del personaje, la cual no es admitida en ese mundo creado bajo una falsa idea de perfección. Barbie (Margot Robbie) rápidamente se da cuenta que sus nuevas dudas vienen de la persona que juega con ella en el mundo real, porque es un juguete, y por eso decide abandonar Barbieland y llegar al otro mundo en búsqueda de su humana y ayudarla a solucionar sus problemas emocionales, que al mismo tiempo son los propios. La llegada al mundo real crea nuevos conflictos para Barbie y para su compañero, Ken (Ryan Goslin), quien logra comprender el rol que se le ha designado en esa creación y de alguna manera entiende de una forma bastante errónea que él es un oprimido. Ken es el eje de la historia ya que al llegar al mundo real comprende que su rol en Barbieland es menor al mismo tiempo que descubre que pude cambiar esa situación asumiendo el control de su vida.

Los dos primeros actos de la película son sumamente entretenidos y la directora la da un gran ritmo al relato y a la construcción de las escenas. A pesar de encontrarnos en un mundo en el cual todos los personajes son homónimos, a excepción de Allan, el guion se encarga de dejarnos en claro la personalidad, el rol y el nivel de importancia de cada personaje, ya que no es lo mismo el J-Ken interpretado por Simu Liu que aquel que interpreta Kingsley Ben-Adir y eso es un punto a favor de los guionistas. Barbie en cada una de sus variedades muestra una personalidad única que en definitiva no es más que un rótulo pero que en si son el mismo personaje. En su inicio Barbie es una comedia que juega a ser ingenua pero que guarda dentro suyo una reflexión o más.

Barbie es una comedia bien construida, que mantiene su ritmo en sus dos primeros actos pero que a pesar de perder el ritmo en el tercer acto que contiene todo el peso dramático que recae en la muy buena actuación de Ryan Goslin, que eleva a la película hasta hacernos empatizar con su personaje, aunque sus motivaciones nos parezcan erróneas. Por otro lado, Margot Robbie nuevamente da la misma actuación que ya le vimos en ‘I, Tonya’ (Craig Gillespie, 2017) su interpretación de Harley Quinn ‘Birds of Frey’ (Cathy Yan, 2020) y en ‘Babylon’ (Damien Chazelle, 2022), pero de una forma más lavada, sin estridencias, pero haciéndonos saber que la actriz se encuentra en un lugar seguro, no estoy diciendo que Margot Robbie no entregue una buena actuación, sino que es algo que ya ha hecho antes y que está repitiendo en exceso.

En el aspecto técnico la película goza de una fotografía muy bien trabajada por Rodrigo Prieto quien logra construir sobre los contrastes sin desentonar; la edición de Nick Huy, quien ya trabajo con Gerwig en sus anteriores trabajos, no es un elemento a destacar pero su trabajo permite no perdernos la película, es decir hace un buen trabajo al construir la coherencia del relato, la música producida por Mark Ronson y Andrew Wyat logra acompañar los climas y construirlos, sin llegar a ser estridente o molesta.

Si bien la película intenta ser una reflexión sobre el consumismo y el capitalismo, a los que critica con la inserción de Mattel como personaje que solo quiere la producción y reproducción del sistema en definitiva termina siendo un elogio de este, Greta Gerwig juega a la crítica del sistema para terminar resaltándolo y elogiando, de la misma manera que lo hace en ‘Little Women’ y ‘Lady Bird’.

Al final de la película presenciamos una revolución y una contrarrevolución cuya única conclusión es que para los guionistas las sociedades solo se mueven cuando están en peligro sus privilegios y que por eso lo importante es mantener el Status Quo y entregarse a las reglas ya impuestas. En Barbie se nos presenta a una protagonista frívola, fría y carente de empatía que solo logra la empatía cuando sus privilegios se ven en peligro y se sitúa en el lugar de aquel a quien de alguna manera oprime, es decir una visión burguesa de los conflictos sociales más cercana a la derecha reaccionaria que al progresismo.  

En términos marxistas Barbie nos presenta una lucha de clases en la cual los privilegios de unos solo pueden existir siempre y cuando los del otro se vean extintos. Estoy casi seguro de que esto último es un sobre análisis, pero también estoy seguro de poder identificar en la reacción de Ken algo del enojo de los incels, misóginos, los que aluden la existencia de una ideología de género y libertarios para con un sistema, que en su lectura, los irrespeta, niega oportunidades y oprime, se nota en la reacción final un cierto descontento con el sistema al cual quieren cambiar, pero que al no poseer una lectura teórica solo les queda la violencia como herramienta, de alguna manera debemos ver en la forma que se resuelve el conflicto también un elogio al sistema, lo cual nos impulsa nuevamente a reflexionar sobre lo que vemos.  Este empuje a la reflexión que nos propone Barbie la hace una película mucho más interesante que lo que vemos en pantalla ya que tiene varias capas.

Tal vez lo más elogiable de esta película es que ingresamos pensando en dejar de pensar y reflexionar para terminar engañándonos y motivándonos a pensar y discutir sobre su verdadero propósito. Al final podemos decir que toda esa tesis de empoderamiento femenino que construye Gerwig durante dos horas no es más que un elogio al patriarcado ya termina siendo a esas reglas impuestas las que los protagonistas aceptan. Es una película que nos permite subestimarla para finalmente hacernos dar cuenta de nuestro error. 

8 de 10

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