Por Damian Apeleiter
Antes de empezar cualquier reseña sobre Oppenheimer debo decir que de la obra de Cristopher Nolan aquellas películas que me gustan me parecen realmente buenas y que aquellas que no me gustan me parecen realmente malas, con Nolan no hay medias tintas y ya que no es necesario decir cuáles son las que me gustan y cuáles no pasaré a la reseña pero primero debo decir otra cosa: el director pensó y sugirió que su película para ser vista en cine, se vea en la pantalla más grande posible y la verdad es que al igual que Dunkirk (2017) verla en cine le agrega un valor extra la experiencia.
En Openheimer Christopher Nolan nos cuenta la historia de Robert Oppenheimer, el físico encargado del proyecto Manhattan, es decir el proyecto por medio del cual el gobierno de EE.UU. respondió al proyecto Uranio de los nazis, del también celebre físico alemán Werner Heisenberg en ambos casos la finalidad era crear un arma nuclear que sirva para acabar la segunda guerra mundial. Nolan en esta ocasión deja de lado el uso del artificio para darle lugar a la fábula por lo cual se concentra en crear una historia. Pero Nolan es Nolan no puede abandonar al artificio por lo cual en esta película hace lo que uno espera que un buen narrador haga, relegar el artificio al rol de herramienta al servicio de la construcción de la historia.
La historia se concentra en tres líneas temporales que se presentan en forma de flashback, por un lado, tenemos a Robert Oppenheimer, en 1949 siendo interrogado por un comité que lo investiga por sus supuestas actividades comunistas en la época que trabajaba en la construcción de la bomba atómica, secuencia que se relaciona directamente con los flashback que nos cuentan la construcción del arma y el otro periodo en el que se concentra la atención de la historia es en 1959 durante las sesiones del congreso de Estados Unidos para aprobar el pliego de Lewis Strauss como secretario de comercio, Strauss enemigo declarado de Oppenheimer es el encargado de presentar, en forma flashback, al físico y sus dilemas morales e ideológicos. Nolan trabaja muy bien estás tres líneas temporales y sus saltos dándole mucho dinamismo y ritmo a su relato.
La historia en si presenta ciertos dilemas que rozan lo ridículo viniendo de dónde vienen, ya que tiene un mensaje anti belicista y pro desarme desde un país cuyo poder se construyó a base de guerras y de la superioridad armamentística sobre otros pueblos, es decir desde hace un tiempo cualquier mensaje pacifista proveniente de cualquier potencia me resulta hipócrita, pero esa es una visión personal que a lo mejor no interfiera para que se tome a esta película como alegato contra las guerras.
En Oppenheimer el director hace gala de todos sus recursos y los enfoca en la construcción de cada plano, dé cada escena y de cada fotograma que se nos muestra, es una película que tiene volumen, es decir músculos, si bien puede parecer un capricho innecesario el desprecio del director a los efectos digitales está muy bien justificado en pantalla el trabajo en los efectos prácticos ya que se sienten reales. En ese sentido la película logra generar un gran impacto por medio del sonido y su mezcla. La música a cargo de Ludwig Goransson acompaña el trabajo de Nolan dándole profundidad a las escenas. En general la composición que nos entregan la dirección, el montaje, la fotografía, la mezcla de sonido y la música crean un efecto de peso que le dan fuerza a las muy buenas actuaciones de todo el reparto pero sobretodo el protagonista Cillian Murphy quien nos entrega un personaje entre confundido y atormentado que intenta sobrellevar el peso de sus acciones.
Matt Damon, nuevamente demuestra que es un gran actor al igual que Robert Downey Jr, que juega un rol de suma importancia en la historia que se nos cuenta, Gary Oldman aparece durante tan solo dos minutos interpretando a un Harry Truman que logra generar odio, más que nada por la profundidad con la que dice las palabras de su parlamento y sus gestos, sin duda Oppenheimer es una película bien dirigida y bien actuada. Que cuenta una historia apoyada en los recursos que tiene el director sin que estos distraigan o desvíen la atención de lo que se cuenta.
Basada en la novela biográfica American Prometheus, escrita Kai Bird y Martin J. Sherwin, de dónde tal vez venga el mayor pecado de la película, que es tratar de lavarle la cara a tal vez el responsable de una de las mayores masacres de la historia de la humanidad, disfrazado desde un sentido de patriotismo y un miedo al avance de los nazis la película intenta justificar la forma en que a pesar de conocer las consecuencias de sus actos el protagonista y sus socios siguen adelante con su obra, la película todo el tiempo quiere ponernos en frente posibles antagonistas como Edward Teller quien quiere crear una bomba termonuclear o al gobierno de Estados Unidos que intenta seguir con su carrera armamentista a pesar de que la guerra ha terminado pero en ningún momento logra hacernos olvidar que el responsable es el protagonista.
En definitiva, Nolan logra construir una buena película en la cual el centro es la historia y no los recursos o trucos cinematográficos. Oppenheimer es una película de tres horas en la cual la mayoría de las escenas son diálogos y muy pocas escenas algo parecido a la acción, pero aun así logra que el tiempo pase rápido o que el espectador se olvide de esto para entregarse al disfrute de una buena narración y una historia bien contada.
10 de 10