Por Tomás Cardín
El proyecto iniciado por el multinstrumentista Agustín Yabra (ex Pequeña Orquesta de Trovadores y Los Niños) en 2014, atraviesa una nueva etapa. Muy lejos quedó el período inicial de Yabra como solista, y también aquel junto a Andrés Nizovoy con quien grabó “2016”, el primer álbum de la banda. Este 2019 encuentra a El Mar en un proceso de consolidación de la estructura de grupo, a partir de las incorporaciones de Leandro Vigo (ex Tierra de Naides) en batería y coros, y de Juan Kiss (miembro de la Alvy Singer Big Band y del proyecto de Ezequiel Borra), en bajo y coros. Con la adhesión estos dos nuevos integrantes, y la colaboración de Eugenia Sasso en coros y Francisco Paz en percusión y accesorios, grabaron su segundo trabajo titulado Tierra. El mismo fue editado por Monqui Albino, un sello de gestión colectiva en el que participan bandas como Pequeña Orquesta de Trovadores, Julio y Agosto y Los Tremendos. Desde el 9 de junio el lado A del disco ya se encuentra disponible en todas las plataformas online (el lado B será presentado en julio). Además, ya fue presentado en vivo el 14 de dicho mes en Rosetti, junto a Diego Martez como artista invitado. Esta primera parte del disco cuenta con dos cortes de difusión.
Por un lado tenemos la canción que da título al álbum: Tierra. El tema presenta un sonido de guitarra con sensación ondulante, gracias al efecto chorus/ vibrato, que remite a los primeros trabajos de Mac Demarco y a algunos temas de Kurt Vile. La guitarra y la voz de Yabra son el hilo conductor que atraviesa la canción. De todos modos, el desempeño de los nuevos integrantes se advierte sólido y complementado (en este tema sobresale el color jazzero que aporta Leandro Vigo). Al igual que el trabajo melódico e instrumental, también se destaca la faceta lírica. Más allá de cierto aproximamiento meloso a lo natural que pueden sugerir frases como “Vivo en tu esencia” o “Elijo vivir tu movimiento”, también se aprecia en ese entregarse a la tierra una declaración de felicidad con la nueva etapa y el nuevo disco. Letra y música transmiten relajamiento y sensación de confort. Dicha impresión se arraiga en el final del tema con esa reiteración de “Tierra, tierra, tierra”.
El segundo corte lleva por título “Hay un mundo”. Aquí la búsqueda de la banda toma otra dirección. El sonido se vincula a lo tropical/ latino así como también al bolero y la faceta más gypsy. Comparte con Tierra el minucioso trabajo de guitarras, pero aquí el protagonismo lo carga la parte rítmica que invita al movimiento de pies apenas perceptible. Lo lírico nuevamente asume un peso conceptual: “Hay un mundo distinto/ es un mundo real /hay un mundo distinto/ en el que me gusta estar”. No solo se percibe la llegada del autor a un estado de plenitud sino que además, al complementarse con lo sonoro, se configura una invitación casi en forma de susurro a esa situación de esplendor. Esto se justifica en otras líneas como “Si confundida estás no debes olvidar que en tu fuego están las llaves” o “Pensemos en salir de la comodidad y emprender un viaje”. El trabajo instrumental, sobre todo la parte armónica, entra en consonancia con la letra, y juntos conforman una propuesta para que quienes escuchan emprendan el camino al autodescubrimiento y se abran a nuevas posibilidades.
Podemos concluir que tanto Tierra como Hay un mundo dan cuenta de novedades y continuidades en El Mar. Por un lado prosiguen con su idea de correrse de las etiquetas genéricas, a través de ese estilo variopinto que fusiona sonidos reverberantes, rasgos pop y pasajes folk. Lo novedoso también es positivo, y tiene que ver con la exitosa labor de los nuevos miembros de la banda, y con haber dado un paso más en cuanto a la calidad de producción. En definitiva, ambas canciones son excelentes composiciones y generan aun más expectativa por lo que vendrá con el lado B de Tierra.
