Por Sergio Héctor Misuraca
“Mover el bote, bote, mover el bote, bote, mover el bote, bote” cantan padres e hijos al salir del Teatro Lola Membrives tras ver la versión argentina de “Madagascar, el musical”.
Basado en la historia de la primera película animada en la que un grupo de animales se escapan del zoológico del Central Park en New York y emprenden una aventura que los termina llevando por el océano hasta una playa africana en Madagascar.
Con 26 temas musicales, 19 actores en escena y una gran puesta, el teatro se viste de fiesta y cuenta con todo lo que debe tener para que resulte entretenido y visualmente atractivo.
El montaje escenográfico y la dirección coreográfica relatan la historia sin necesidad de efectos especiales.
El personaje del León es interpretado ni más ni menos que por el actor y músico Cae, que convierte al personaje en un rockstar y se luce y sorprende no solo por su voz sino también por su histrionismo escénico, interpretando muy bien los rasgos egocéntricos del personaje.
Gastón Vietto es la cebra Marty, su papel es mostrar el valor de la libertad y la importancia de cumplir los sueños. Quizá el traje o el maquillaje excesivamente negro sea una dificultad que hace que no podamos apreciar tanto la expresividad del personaje, que en la película era mucho más notorio.
Liza Spadone es la coqueta hipopótamo Gloria, sostén afectivo para Melman la Jirafa hipocondríaca muy bien interpretada por Mariano Zito.
Finalmente encontramos dos interpretaciones muy destacadas y necesarias para la comedia. En primer lugar, los pingüinos, que en la historia son los que provocan la aventura del resto de los animales y se constituyen en un verdadero clan de mafiosos divertidos. Excelente decisión desde el vestuario y la dirección coreográfica de convertirlos en un grupo que se mueve al ritmo del tap.
Y finalmente el Rey Julien, un lémur que no tiene amigos y es manipulador originalmente interpretado por el talentoso Alejandro Paker y que en esta oportunidad fue reemplazado por Matías Prieto Peccia, en una jugada superadora en la que el Rey Julien es la verdadera estrella de la selva.
Madagascar es un espectáculo para grandes y chicos y se convierte en una de esas experiencias disfrutables en la cartelera de invierno de Buenos Aires.
